Nacemos con una respiración libre y muy conectadas a la vida y a nuestra esencia.

También nacemos con improntas emocionales, creencias y asociaciones sobre la vida que no nos pertenecen, vienen implícitas en nuestra memoria celular ancestral, familiar, social o colectiva como humanidad.

Olvidamos o desconocemos que como mujeres somos cíclicas y que fluctuamos según la influencia de la luna, la naturaleza y los diferentes momentos vitales, olvidamos que reconocernos y danzar con nuestra ciclicidad nos da poder y sabiduría interior.

Durante nuestro nacimiento, hacemos asociaciones sobre la vida que marcarán una fuerte impronta en nosotras.

Vamos creciendo, aprendiendo de nuestro entorno y de la interpretación que damos a nuestra experiencia de vida y entonces llega un día en el que no te reconoces, te sientes vacía, desconectada…, llega un día en el que te preguntas quién eres, qué haces, si la vida es eso que te ocurre a diario o es algo más…

Y ahí empiezas a buscar, sientes dentro de ti que eres mucho más de lo que ves frente al espejo y en ese inicio de búsqueda se abre ante ti un nuevo camino de reencuentro, de soltar velos, de caminar a paso firme y con ritmo poderoso, de recuperar la conexión con el poder de tu propia esencia, de RENACER siendo tú, real, desde tu auténtica naturaleza.

Tal vez sientas miedo, duda, incertidumbre…., todo cambio trae consigo esos momentos pero sigue, avanza, permanece en el camino porque la recompensa es tu LIBERTAD!